Javier Zapata llama a aprovechar este 'momento histórico'. Invita al perdón social.
El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Javier Zapata Ortiz, le anuncia al país en la siguiente entrevista que la "justicia no será jamás un obstáculo para la paz"
Al expresar total apoyo a las gestiones de paz emprendidas por el presidente Santos y las Farc, dice sin ambages que "la paz está por encima de todo"
Zapata proclama que tiene que haber "perdón social" y reclama un gran impulso a la reconciliación. Advierte que "Si no hay perdón, no habrá paz" y explica que se debe recurrir a la imaginación para utilizar instrumentos que le dan fuerza legal al perdón.
"Es digno de celebrar que el Presidente de la República haya visto la luz al final del túnel, pensando en el desarrollo social y económico del país, pero sobre todo en la reconciliación de los colombianos. No hay otro camino. La historia nos ha demostrado que en el enfrentamiento armado no hay vencedores ni vencidos".
¿Y si así lo fuera?
La violencia todo lo deslegitima. Por eso, la Corte Suprema de Justicia hace un llamado para que aprovechemos este momento histórico, apoyemos y ayudemos a construir la paz.
El Presidente ha dicho, en referencia al proceso de paz, que enfrentará dificultades. ¿Cree usted que la aplicación de la justicia podría ser un obstáculo para el proceso?
Estamos en un Estado de derecho constitucional que siempre deberá prevalecer, porque es la garantía de la paz mermada que tenemos. Ahora contamos con la ventaja de experiencias de otros países que han superado la confrontación, con balances entre la justicia y la paz. En todo caso, la paz es producto de múltiples factores, entre ellos el de la justicia.
¿Y ya en el campo de la justicia internacional?
La justicia internacional opera sobre la base del principio medular de la complementariedad, respetando la autonomía de los pueblos. Es decir, permite que los Estados resuelvan sus problemas internamente; eso sí, respetando estándares mínimos. Cuando se vislumbra una verdadera opción de paz, como la que tenemos ahora, los organismos internacionales deben entrar también a apoyar estas iniciativas. Lo hemos visto en las manifestaciones de los últimos días. La comunidad internacional entiende que la búsqueda de la paz es compleja y requiere sentarse a negociar con el "enemigo" y que demanda actos de grandeza de las partes.
¿No son válidos los temores de que la justicia sea un obstáculo para el proceso?
La justicia no va a ser jamás un obstáculo para la paz. Precisamente, es el camino de la justicia el que hay que recorrer para llegar a la paz. La paz está por encima de todo. La justicia está presta para jugar un papel de puente que brinde soluciones a las decisiones políticas que involucra la negociación.
Si es así, ¿qué pasaría con todos los procesos penales por muertes, desapariciones, secuestros, terrorismo, etc.?
No podemos tapar el sol con las manos: ha habido masacres, miles de muertes de inocentes, y eso deberá examinarse, pero no como algo insuperable. Para eso existe la llamada justicia transicional, que es una novísima técnica de ingeniería social que no solo concibe la justicia con carácter retributivo -procesos penales nacionales e internacionales-, sino que también contempla la justicia con carácter restaurativo -comisiones de investigación, de la verdad, fondos de reparación-, pero también la justicia transicional tiene un carácter institucional -reformas de toda índole y la consolidación del Estado de derecho-.
Es decir, a la concepción tradicional del derecho penal como castigo le surgen alternativas para restañar heridas y atender el clamor de justicia. De una manera u otra, sin impunidad, se supera, por vías alternativas, el problema de justicia.
¿Qué vías alternativas?
Las que están esbozadas en el marco jurídico que aprobó hace poco el Congreso, para dar un tratamiento diferenciado a los grupos al margen de la ley que estén en el conflicto. Entre ellas, suspensión o modalidades especiales de cumplimiento de las penas, renuncia condicionada a la persecución judicial y aplicación de sanciones extrajudiciales. En últimas, garantía de verdad, justicia y reparación, con la implementación de esos mecanismos y otros como la Comisión de la Verdad, que la Corte ha venido proponiendo hace varios años. Voy más de fondo: se tiene que plantear el perdón social.
¿Qué quiere usted decir?
Impulsar la reconciliación del afectado con la persona que le hizo daño. Ni víctimas ni victimarios pueden vivir en la zozobra de la eterna guerra. No hay otra fórmula que el perdón. Hay que hacer la catarsis para liberar el odio.
¿Habla solo del perdón de la sociedad o también de la justicia?
Aquí hablo del perdón existencial. Como juez, he visto victimarios arrepentidos en el proceso de justicia y paz y víctimas que, ante un gesto sincero, perdonan. Desde el punto de vista jurídico, en los próximos meses debemos emplear toda la creatividad y el conocimiento para desarrollar la reglamentación del marco legal para la paz, con instrumentos de justicia transicional que conecten y equilibren los deberes del Estado de investigar y sancionar con la expresa voluntad de la guerrilla de reincorporarse a la vida civil.
¿Es partidario de una amnistía?
La ley la hace el hombre. Los obstáculos jurídicos, como la proscripción de amnistías e indultos, se superan con instrumentos adecuados como los que le mencionaba y la firme voluntad de los alzados en armas de someterse a ellos.
El marco para la paz prohíbe la amnistía y el indulto, pero tendrá que haber una ley reglamentaria para aplicar lo que llama "mecanismos alternativos de justicia". ¿Cuáles serían esos mecanismos?
Ese marco contempla también la priorización, la selectividad para saber qué personas de la organización, en orden de jerarquía dentro de la guerrilla, entrarían a responder y en qué forma lo harían. Ya lo dijo el Presidente de la República: habrá que recurrir a imaginación e innovación.
El fiscal Montealegre dijo que prefería ver a 'Timochenko' en el Congreso y no en el monte matando o secuestrando. ¿Usted tiene la misma teoría?
La Constitución consagra como derecho político de todos los colombianos la participación en la dirección del Estado. Y habrá que ver qué aporte hacen los guerrilleros a la paz. Eso sí es materia de delicada negociación.
¿En la mesa se debe tratar el tema de las penas y los derechos de las Farc?
Sí. Allí es donde juega papel importante la justicia transicional y las penas alternativas.
¿El perdón social que pide debe quedar establecido en la ley?
Obvio. Es lo más difícil. Perdonar es más difícil que olvidar. Ese es un obstáculo salvable. Todas las religiones lo tienen consagrado. Cuando a un padre de familia el hijo se le lleva una joya de la casa, todos se reúnen y tratan de que nadie se dé cuenta; pero si es un extraño, hay alboroto y denuncia. Vea el tratamiento diferente para el mismo fenómeno. En este sentido es que yo hablo. En el perdón no hay impunidad.
¿Una de las dificultades que usted ve es la de que la sociedad acepte perdonar?
Sobre ese tema debe hacerse un debate público. Todos tenemos que escucharnos y ponernos de acuerdo.
En resumen, ¿para usted, alcanzar la paz depende básicamente de qué?
La paz es una resultante de factores sociales, políticos, económicos y culturales. Hay que reconocer que somos uno los países más desiguales de América Latina. Es preciso que el proceso trace políticas ambiciosas en esto, para que fluya sin dificultad el retorno de los guerrilleros a la vida civil y sea un real reencuentro de compatriotas.
Es decir, ¿atender las causas primarias que originaron la guerrilla?
Sí, según el perfil que tengan. Algunos querrán estudiar; otros, trabajar. Es decir que la sociedad les facilite la vida. Hay que darles tierra. El Estado tiene tierra. Hasta hay baldíos muy fértiles para crearles infraestructura adyacente.
Tema final sobre la paz: ¿a qué figura legal podría recurrir el acuerdo, si se logra, para que se institucionalice el perdón?
Aunque suene retórico, la profundización de la democracia demandará muchas figuras legales que consoliden la reconciliación, sobre todo en la esfera política, social y económica. Es indiscutible el alto costo que vamos a pagar por alcanzar la paz, pero es ineludible. El punto de partida y de llegada debe ser la visibilidad y la reivindicación de las víctimas, en todos los ámbitos y sentidos. La verdad sobre lo ocurrido durante este medio siglo de violencia es fundamental, para ellas y para que la historia registre con claridad la triste enseñanza del legado de guerra.
Si no es legalmente posible una amnistía, ¿qué forma legal podría reemplazarla?
La justicia transicional contiene todos los instrumentos que incluso podemos aplicar los jueces ordinarios.
¿Usted cree que el espíritu de la amnistía es indispensable para llegar a la paz? ¿Cómo podría adoptarse?
Como dije, la paz tendrá costos que quizá aún no vislumbramos y que, en el instante preciso, el país tendrá que discutir.
¿Y si se repite lo de los 'paras'?
'Se debe priorizar la persecución Penal'
Colombia acaba de tener la experiencia de la paz con los paramilitares; no hubo amnistía ni indulto, pero sí hubo perdón...
Pero parcial, y en eso estamos todavía.
Sí, pero sigue vigente una situación confusa: hay 14.000 hombres en el limbo judicial. ¿No se repetiría ahora con la guerrilla?
De lo que se trata es de corregir errores anteriores. Se debe priorizar, volver selectiva la persecución penal. Una es la línea de mando de más jerarquía y otra, los combatientes rasos. Hay mecanismos, incluso jurídico- penales, por aplicar, como la obediencia forzada, el estado de necesidad o la coacción. No hay duda de que un guerrillero de mínimo rango está sometido no solamente a la fuerza de la violencia de los comandantes, sino a la muerte, porque si desobedece, su vida va a peligrar. Habría que buscar, si es que se va a estudiar ese punto, las líneas de mando, es decir, lo que en el derecho penal se conoce como el "hombre de atrás", el que ordena, diseña y planea la guerra.
Narcotráfico
Un escollo difícil del proceso
¿Qué otros obstáculos cree usted que enfrentará el proceso con las Farc?
Hay que destacar la inclusión del problema del narcotráfico en el acuerdo para la terminación del conflicto que suscribieron el 26 de agosto el Gobierno nacional y las Farc. Ese es un obstáculo que afortunadamente previeron las partes, por todas las dificultades que entraña. La superación de rencores es clave, para evitar la generación de inconvenientes de diversos tipos. Basta recordar la advertencia de Gandhi de que ojo por ojo, diente por diente, la humanidad quedará ciega y desdentada.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO
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