A casi las puertas de 2012 deseamos y te deseamos renovar la Esperanza
"Soy hombre de esperanza porque creo que Dios es
nuevo cada mañana. Porque creo que Él crea el mundo en
este mismo instante. No lo creó en un pasado lejano, ni
lo ha perdido de vista desde entonces. Lo crea ahora:
es preciso, pues, que estemos dispuestos a esperar lo
inesperado de Dios. Los caminos de la Providencia son
habitualmente sorprendentes. No somos prisioneros de
algún determinismo, ni de los sombríos pronósticos de
los sociólogos. Dios está aquí, cerca de nosotros,
imprevisible y amante.
Soy hombre de esperanza, y no por razones humanas o por
optimismo natural, sino simplemente, porque creo que el Espíritu
Santo actúa en la Iglesia y en el mundo, incluso allí donde es
ignorado.
Soy hombre de esperanza porque creo que el Espíritu Santo es
siempre Espíritu creador. Cada mañana da, al que sabe acoger,
una libertad fresca y una nueva provisión de gozo y de confianza.
Yo creo en las sorpresas del Espíritu Santo. El Concilio fue una,
y el Papa Juan también. Era algo que no esperábamos. ¿Quién
osaría decir que la imaginación y el amor de Dios se han agotado?
Esperar es un deber, no un lujo. Esperar no es soñar. Es el
medio de transformar los sueños en realidad. Felices los que
tienen la audacia de soñar y están dispuestos a pagar el precio
para que sus sueños puedan hacerse realidad en la historia de
los hombres."
(Card. Suenens, ¿Hacia un nuevo Pentecostés?, Bilbao, 1968).
Hacemos nuestras estas palabras y las actualizamos para nuestro tiempo y lugar en el mundo.
Equipo 70 veces 7
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