skip to main |
skip to sidebar
Mezcla de pena y bronca.
- Muchos católicos de Merlo - Moreno tristes por la historia de Fernando María y de otros presbíteros de la diócesis - obviamente menos notorios - en la misma situación: queridos por su gente por su cercanía a los más pobres y por su mensaje evangélico. ¿No es hora de cambios o, por lo menos, de un debate sin agravios?
- Tres obispos en grupo hicieron pública su crítica y algún otro, individualmente ¿Tengo muy mala memoria o nunca los vi pronunciarse de modo similar ante: casos de abuso, complicidad en violaciones a básicos derechos humanos, corrupción económica...?
- Un presbítero de la diócesis de La Plata usa su programa radial para referirse a mujeres - con cuyas expresiones y opciones de vida no está de acuerdo - y lo hace con términos que mi educación me impide repetir.
Y es ésta mi iglesia a la que amo porque me hizo conocer a Jesús. He conocido en ella a mujeres y varones extraordinarios - laicos y laicas, religiosos y religiosas, del clero secular, obispos - muchos marginados, otros empujados a irse de la iglesia visible, otros perseverantes a pesar del dolor.
Hiere, indigna.
San Agustín dijo: "Unidad en lo necesario, libertad en lo opinable, CARIDAD EN TODO". A discernir que es "lo necesario" y que es "lo opinable", porque la caridad - el agape, el amor - es para TODO.
Jesús fue un hombre libre que - según los testimonios de sus discípulos y discípulas - habló con parresía, sin condicionamientos. Tuvo trato con todos y todas, incluidos los fariseos con quienes compartió la mesa...les dio la oportunidad de cambiar. " Las prostitutas los precederán en el Reino..." Con los únicos que parece que no tuvo relación fue con los saduceos...
Hoy siguen siendo provocadoras las Palabras del Evangelio. No son letra muerta, son Buena Noticia. A ver si intentamos ser nosotros mismos, libres y originales, a imagen y semejanza del Padre como Jesús lo fue. Cada uno y en comunidad de fe, esperanza y caridad.
Querido amigo:
ResponderEliminar¿Qué es lo que usted propone debatir sin agravios? ¿El celibato? Bueno; es un tema disciplinar. De hecho podría modificarse. Pero eso corresponde a quien tiene el carisma de la autoridad en la Iglesia; y lo tiene porque Cristo se lo ha conferido: es Pedro, la roca sobre la que el Señor edificó su Iglesia; a él le dio las llaves y el poder de atar y desatar. La Iglesia no es una asamblea democrática: es el Cuerpo Místico de Cristo cuya cabeza es Él y nosotros sus miembros. Su ley suprema es la caridad.
Pero, dejando de lado el debate que usted propone: ¿cree que el pecado del obispo tiene que ver con el celibato? ¿Acaso para evitar el adulterio vamos a suprimir el matrimonio? ¿No le parece que acá lo que falló fue la promesa libremente hecha el día de la ordenación? ¿No habría que apuntar más a la santidad del clero que al debate sobre el celibato?
Coincido con usted en que hay mucha hipocresía y que hay pecados más graves que la fornicación de un obispo. Pero una cosa no quita la otra.
Un cordial saludo en Cristo que ya viene.
Mario Caponnetto