domingo, 17 de junio de 2012

No hagan frente al que les hace mal


La filosofía oriental nos muestra tres caminos para controlar la violencia. 
Los dos primeros tienen el problema que sólo incrementan la violencia y escalan el conflicto, aunque parezcan más eficaces. 
  • El primero, completamente desechado en la espiritualidad cristiana, es el camino de la «violencia mayor». Ante una agresión, por pequeña que sea, se responde con tal magnitud que el agresor debe desistir de su propósito. Un ejemplo de esto lo ofrece Lamec, el descendiente de Caín que amenaza con quitarle la vida al que le inflija la más leve herida (Gn 4, 23-24). 
  • El otro camino es el de la Ley del Talión, es decir responder al agresor con una violencia proporcional a la ofensa. 
  • El tercer camino es el de la justicia mayor que implica no dejar que el conflicto escale y se vuelva incontrolable, sino que se debe desarrollar una resistencia ante el mal que permita su resolución por medios más efectivos. Aunque el tercer camino parezca más «débil» e ineficaz, sin embargo, tiene la ventaja de detener el conflicto, porque, al afrontar con mayor fuerza interior la ofensa inicial, tiene la posibilidad de permitir una respuesta más acorde con la justicia y la verdad.


(Fuente: Servicios Koinonia)

Jesús dijo a sus discípulos:

Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. 
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.

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