jueves, 17 de noviembre de 2011

A LA BÚSQUEDA DEL PERDÓN PERDIDO - Koldo Aldai

Una idea sin corazón es pura cáscara hueca. Además las doctrinas fragmentan a los humanos. Torpe ladrillo el de la ideología para construir naciones. Sin ética, los credos quedan vacíos, faltos de genuino contenido, por más que llenen manuales, libros y largas entrevistas.

Son los principios morales los que encumbran a los humanos y por ende a sus colectivos. Son los valores los que cuentan, las máximas que unos hombres y mujeres, y por lo tanto sus naciones, son capaces de encarnar. Las ideologías pueden ser gratis, moldearse a interés, no implicar sacrificio alguno.

¿Tendrá ETA y la izquierda abertzale la valentía de pedir perdón? Lo decimos con todos los respetos: poco nos interesa una entrevista de quince páginas cargada de proclamas. Sólo hay una clave capaz de autentificar ese largo discurso y ésa es la palabra "perdón".

Me tomo la libertad de dirigirme en segunda persona a los valedores de la más “pura” ortodoxia de la “construcción nacional”. Quienes habéis segado la vida de otros humanos por vuestros ideales, antes de arrimar ladrillos en esa construcción, ¿no tenéis primero que susurrar perdón? No por nosotros, sino por vosotros mismos, por deber moral, también por lo que deseamos hacer juntos; entre otras cosas nación (ojalá ancha y desalambrada), entre otras cosas “cuenta nueva” y un futuro compartido. Desde el momento en que queremos construir unidos, ese perdón será determinante.

Por más que lo deseáramos, nunca podremos pedir perdón por vosotros. Vuestra “construcción nacional” no nos dice nada, mientras que esa nación no esté asentada en firmes principios morales y solidarios, mientras que en su interior no haya un sitio para todos. No se puede construir sobre la base de tanto dolor injustificado. Hay un futuro que demanda arrepentimiento por parte de quienes disparasteis en tantas calles y plazas.

Primero se construyen los humanos a sí mismos, primero dejarse la piel en el abrazo sincero a las víctimas, después se construyen las naciones, por supuesto naciones fraternalmente unidas unas a otras. Ya no hay ombligos en un mundo de pueblos hermanos.

Amaiur logrará el 20N un buen puñado de diputados en Madrid. Hay un pueblo que desde hace muchas décadas aguarda su legítimo derecho a decidir, hay presos que merecen volver a prisiones cercanas a sus hogares, hay un Otegi al que no le corresponde la sombra, hay conculcaciones de las libertades por parte del Estado (ley de partidos…) que han de cesar…; pero la verdadera alegría nuestra será cuando la izquierda abertzale entone el "mea culpa".

Sí, ya sabemos lo que hicieron “los otros”, conocemos los atropellos del Estado, ya sabemos de las torturas, del GAL…, pero vuestra barbarie fue más lejos. Por lo demás la grandeza de un colectivo no se gradúa por el "ojo por ojo", sino por su altura de miras, por su generosidad. La grandeza de un pueblo no se calcula por las ideas de las cabezas, sino por la nobleza de los corazones, por los principios de ética, justicia, defensa de las libertades y derechos humanos, amor a la lengua y las tradiciones positivas, amor a los otros pueblos y culturas… que sus gentes son capaces de encarnar día a día.

Cuando en la España del 36, en el bando republicano cundía el revanchismo para dolor de tantos líderes probos en Madrid, en Euskal Herria se persiguió denodadamente a quienes se tomaban la justicia por su mano. El caro honor de esos gudaris y su Gobierno Vasco a la cabeza, es lo que podremos contar con orgullo a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos… Pero en esa historia de la "construcción nacional" habremos de callar muchas décadas posteriores de atropellos por parte de quienes quisisteis construir patria con ira, plomo y estruendo. Habremos de callar cuando quitasteis el aliento a una mujer valiente que paseaba con su hijo, simplemente porque quería “construir nación” con más ética que la vuestra. Tendremos que callar centenares de muertes que sólo han causado dolor ajeno y mancillado la imagen de este pueblo en su avance hacia la total libertad.

Muchos saludaríamos con satisfacción el progreso en estas y futuras elecciones de una izquierda abertzale aligerada de rencor y cargada de perdón, una izquierda abertzale que encarne el legítimo derecho de este pueblo a regir su destino, pero a la vez valiente, que haga acopio ahora sí de su mayor arrojo, para reconocer los graves errores pretéritos, por encima de todos, el de tantas vidas inútilmente segadas por la organización armada.

El desnortamiento no merma capacidad de entrega. Ahora llega sin embargo la prueba de las pruebas, la verdadera batalla. Los militantes de ETA y de la izquierda abertzale tenéis delante vuestro más titánico reto: la solicitud de perdón. No, no todo fue en balde, no el arrojo, no el darse a una causa supuestamente más grande, no la abnegación y el olvido de sí…, sí la metralla de odio y de metal, sí los 800 seres sin vida, sí el rencor desparramado.

Que la fuerza inconmensurable de ese perdón contribuya a la catarsis y liberación internas de los responsables de tanto desatino, recomponga sin exclusiones nuestro tejido social y siente las bases de la única “re-construcción nacional” posible.

www.artegoxo.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario