Existen distintas aproximaciones a lo que ha ocurrido en los años del Apartheid en Sudáfrica desde la política, la psicología, la moralidad, la espiritualidad, el pragmatismo, y cada mirada da lugar a nuevas propuestas.
No importa desde dónde miramos, en todos los casos surge la pregunta acerca de cómo tratar los hechos de incomprensible horror e injusticia, como por ejemplo los acaecidos en el Holocausto y otros.
Recorriendo toda la discusión en la Comisión de Verdad y Reconciliación (Truth and Reconcilation Comission, TRC) podemos decir que uno no puede perdonar la muerte en nombre del muerto. No se puede perdonar lo imperdonable. ¿Cómo podríamos perdonarlo? No está en nuestro poder ni en nuestras manos ni en nuestra capacidad.
Según Jaques Derrida, perdonar no debería ser algo común ni normativo, tendría que permanecer excepcional y extraordinario, enfrentando lo imposible. Porque está interrumpiendo la corriente histórica de la temporalidad. No estamos acostumbrados a perdonar. Y cuando se logra un perdón es un milagro y hay que tratarlo de esta manera.
Para comprender el proceso transitado por la Comisión de Verdad y Reconciliación en África, quiero explorar su trasfondo.
Se preguntaron asombrados ¿por qué los 14 millones africanos negros no lucharon contra esta opresión durante tantos años?
Se encontraron con muchos rumores como respuestas: porque el arzobispo Tutu y Mandela obligaron a la gente a aceptarlo, o porque la gente prefirió someterse o bien porque no tuvo la fuerza necesaria para rebelarse, etc.
Para intentar contestar esta pregunta hay que mirar:
En primer lugar, los valores de la religión tradicional africana y valores cristianos como la salvación, el pecado y el mal.
En segundo lugar, cómo influenciaron esas raíces a los líderes intelectuales del África negra.
Por último, de qué manera esas raíces generaron un cambio radical en el pensamiento científico, especialmente para la Comisión de la Verdad.
Arriesgando una simplificación, hago una distinción entre la cultura eurocéntrica que cuenta con 25 siglos de cultura griega, manifestados en la filosofía, con la cultura romana que trajo la jurisprudencia y luego el cristianismo que originó múltiples religiones. Esa cultura da prioridad al individualismo y se considera universal, es decir, que los europeos consideran que estos valores tendrían que estar aplicados a todo el mundo. Viniendo de otro continente me parece muy extraña esta postura, pero es que la gente en Europa cree realmente, que ellos tienen los valores verdaderos y no pueden entender que haya otros.
La tensión entre lo particular y lo universal tiene que ser resuelta desde lo particular en la tradición europea y esto les parece obvio.
La visión afro-céntrica reflexiona sobre la cultura a través de formas simbólicas y tiene valores como el reconocimiento y el respeto (físico y espiritual), los cuentos de transmisión oral y escrita, la artesanía, la pluralidad de religiones e idiomas. Esta cultura pone el énfasis en la comunidad y valora a la persona en su contexto social.
La persona es una persona a través de otras personas. La palabra que usan para esta comprensión “ubuntu” no es entendida por los blancos. Pero contiene todos los valores y forma el concepto que tienen sobre el mundo. La gente negra lo tiene intrínsecamente incorporado, pero la gente blanca tiene que hacer un esfuerzo enorme para poder entenderlo.
Ahora miremos los valores como el pecado, el mal y la salvación en la cultura africana.
Según un teólogo importante africano, la espiritualidad de la cultura está basada en el concepto de la completud e integridad de la vida. Sus diferentes áreas como la religión, la espiritualidad, la materialidad y las demás no se pueden comprender aisladas. Todas están interrelacionadas. Esta mirada holística es muy importante para el entendimiento del concepto africano de la salvación.
La salvación en la cultura africana tradicional nunca puede estar puesta en una persona o en una parte. La salvación está puesta en el todo, en el cosmos. No está puesto en el individuo. Hay una interacción entre el todo y todos. Como el cielo, los animales y el aire entran en interacción con el ser humano y viceversa. Es decir, que la naturaleza de la salvación africana es mucho más amplia que en otras religiones occidentales y existe desde mucho antes que llegara mediante la doctrina cristiana al África. Para los africanos la palabra salvación es sinónimo de reconciliación.
Buthulezi dice que la salvación está dirigida hacia la restauración de la plenitud. Las palabras “pecado” y “mal” no tienen significado en la cultura africana.
Malo es solamente lo que pone en peligro la totalidad. El pecado se entiende solamente con respecto a las consecuencias. Si las consecuencias de un acto causan un mal para el cosmos, se puede considerar malo. Si no, no se habla del mal o del pecado. Lo peor es vivir en completo desacuerdo con los otros, esto es realmente malo.
Entonces, la salvación no es una cuestión del perdón, sino de la reparación de las partes destruidas de la relación o de la sociedad, para volver a la plenitud, y esto en la vida y no después de ella. Y para hacer la vida plena cada uno tiene que aportar su potencial. Salvación significa entonces que todos tenemos la obligación de curar nuestras heridas.
El concepto de la salvación viene de la religión cristiana: tienes que perdonar porque Dios ha perdonado, pero en la cultura africana no existe esa forma de salvación.
Según Tutu, sólo uno puede vivir humanamente en una sociedad humana. Si uno vive con odio en su corazón se deshumaniza a sí mismo, al otro y también a la sociedad. No se puede pensar al ser humano independientemente. Vivir significa estar involucrado.
Vivir, ser, significa participar. Ningún acto es equivocado por sí. Robar o matar no es intrínsecamente incorrecto, sino porque Dios así lo dice. Solamente es incorrecto, cuando destruye la plenitud del ser y de la comunidad. El interés en la salvación proviene únicamente del deseo de reparar la totalidad.
Entonces, los testimonios presentados ante la Comisión de la Verdad y la Reconciliación tuvieron dos metas: describir como la completud fue destruida y por otro lado, cuestionar la humanidad de los perpetradores.
Y había una mujer que lloraba y dijo: “ni siquiera matarías un perro de esta manera, ni siquiera un pato, un patito porque uno tiene también sentimientos para un perro o un pato. Pero ni siquiera los trataron a nuestros hijos como patos. Con otras palabras: que no hubo nada en mis hijos que les hiciera recordar la propia humanidad, y esto muestra que han perdido su humanidad. Y porque tú has perdido tu humanidad, yo he perdido la mía.”
Diferencias en las culturas con respecto al trabajo:
la cultura europea que sigue la meta: hacer lo menos posible por la mayor cantidad de dinero posible. Ésta se opone a la cultura africana que dice: hacer algo significa hacer algo que es bueno para todos. El beneficio debe ser para todos. Uno no trabaja por su propio beneficio.
También hay dos palabras para “alma”,
Moya: es algo como el alma que une a tu cuerpo y cuando te vas, se retira el alma.
Pero también tienes un alma sombra: Seriti, la que tiene que estar fortalecida durante la vida, con rituales y reparaciones que uno hace para la sociedad.
Cuando llegaron los misioneros en el siglo XVIII, dividieron la sociedad en fieles y herejes. Entonces un negro creyente no permitió la entrada a otro negro hereje en su casa. Y de esta manera el “ubuntu” fue interrumpido. Cien años más tarde llegaron los extranjeros. Y ahora surge la pregunta: qué podemos hacer con los extranjeros en la sociedad, para no lastimar al “ubuntu”. Y aquí el “ubuntu” significa hospitalidad.
Entonces, uno es a través del otro y también necesitamos al extranjero para ser uno. Siempre hay alguien que está excluido y la tarea es recordar e incluir. La cultura africana incluye que cada uno tiene que ser abogado para alguien excluido, integrarlo y hacerlo miembro de la sociedad.
Nelson Mandela dio la mano a los blancos siguiendo el concepto de la integración. Porque todos los que estaban en Sudáfrica constituían la totalidad (plenitud, completud) de Sudáfrica. Y tratándolos como seres humanos pudo asegurar la humanidad de toda África.
Pero África no se convirtió en el paraíso con esta filosofía, del mismo modo, que en las sociedades cristianas se sucedieron también terribles acontecimientos.
¿Cómo sería perdonar a los perpetradores?
Mucha gente común vino a dejar sus testimonios:
Un pastor dijo que había perdido su plenitud aquel día en que la policía entró en su casa y llevó a su hijo. “Actuaron de un modo terriblemente inhumano, ni siquiera una hiena lo haría tan cruelmente como ellos lo hicieron. Habían perdido su humanidad”.
Una madre dijo que:
“Si la reconciliación significa que el perpetrador que mató a mi hijo, vuelva a ser humano y que nosotros también podamos volver a ser humanos, entonces realmente estoy de acuerdo con la reconciliación y la soporto”.
“Soy un ser humano. Necesito perdonar para poder seguir con vida.”
Hay que ayudar a los perpetradores para que puedan volver a ser humanos.
Ese es un concepto totalmente contrario al concepto de la venganza en el pensamiento de la post Guerra Mundial. Quienes quieren la venganza, no saben que hay que devolverle al perpetrador su humanidad.
Este concepto quiere devolver al perpetrador su humanidad para poder ser humano también. Ellos saben que necesitan al perpetrador. Saben que cuando matan al perpetrador, destruyen la oportunidad de volver a ser humanos para siempre. Anulan la oportunidad para sí mismos y para el perpetrador. Y de esta manera la sociedad se congela en inhumanidad.
Una poeta africana dice que no puede ser lo que dice Derrida, que ésta es una opinión que no ayuda a nadie. Al contrario, el perdón tendría que ser un hecho normal. Y una sociedad tendría que hacer un esfuerzo para encontrar posibilidades de reconciliación y ayudar a que se logren. Tendríamos que dedicarnos a esas preguntas filosóficas, porque somos en primer lugar seres humanos y no ideas. Entonces tenemos que encontrar un lenguaje para un diálogo de compromiso y tolerancia.
Se muestra que las víctimas quieren hablar con el perpetrador y también el perpetrador quiere hablar con las victimas. ¿Por qué quiere hablar con las víctimas un perpetrador que mató a una persona o destruyó un pueblo con bombas, o torturó un niño?
La autora da cinco razones que están penetradas por el sentido del “ubuntu” aunque no lo mencione explícitamente:
1. porque hay algo en el perpetrador que uno encuentra también en sí mismo. Es peligroso declarar al perpetrador como “un monstruo inhumano”. Si negamos su humanidad y lo consideramos solamente malo, nosotros también somos malos y nunca más salimos de este círculo de violencia.
2. La víctima necesita perdonar como parte del proceso de la humanidad, es decir, volver a re-humanizarse. Necesita completarse y deshacerse del miedo de la destrucción, que le llegó a través del perpetrador. No puede seguir viviendo con el odio en su corazón. Perdonar al perpetrador, aunque éste no quiera, significa quitarle este poder que tuvo sobre ti.
3. El perdón trasforma la imagen de la víctima como sujeto en la víctima como ser humano. De esta manera la víctima vuelve ser humana. Por eso las víctimas quieren saber, cuáles fueron las últimas palabras del hijo, qué hizo, cómo miraba, etc. Forzando al perpetrador a que piense en términos humanos, y recordar que la víctima lloraba, que tuvo una madre, recordar su dolor y su desesperación, todo esto hace conectar al perpetrador con su propia humanidad. Cuanto más reconoce el dolor el perpetrador puede reinstalar la memoria humana.
4. La víctima toma ahora el lugar de aquel que decide sobre buenos y malos. Readmisión. Diciendo que no puedo y no quiero devolver el daño que he recibido a través del perpetrador, puede poner a la víctima en el lugar de sentirse mejor que el perpetrador. Y éste es exactamente el crimen de la víctima.
5. Poner al perpetrador en el lugar del monstruo es dejarlo salir fácilmente. Hay que confrontarlo con su propia inhumanidad y hacerlo reflexionar sobre su posición entre monstruo y ser humano y dejarlo negociar entre el castigo y la reconciliación.
Y esto lleva a la conclusión que una sociedad puede sanarse con estos compromisos.
Resumiendo quiero decir que la Comisión de la Verdad y Reconciliación no tiene sus raíces en el cristianismo, sino en el concepto de la plenitud (Completud).
En nuestra Comisión tratábamos a las victimas de ambos bandos: los que lucharon contra el apartheid y los que lucharon para el apartheid y también a los perpetradores.
Además individualizamos la amnistía, no la generalizamos. Les dimos a los perpetradores la oportunidad de re-negociar su humanidad. ¿Qué han hecho mientras para volver a ser humanos?
Ahora necesito dirigir la mirada a los hechos en Europa y especialmente aquí en Alemania, donde nos encontramos en este momento.
El concepto del individualismo es el más moderno en el mundo.Trae el intento de independizar al individuo de cualquier dependencia comunitaria, dice que no hay desarrollo sin individualismo.
¿Por qué no podemos entrar en un diálogo con Bin Laden o con Bush o con Hitler, en concepto de encontrar una posibilidad de reparar la totalidad? Cómo podríamos hacer que las víctimas entraran en un diálogo con sus perpetradores para poder volver a la plenitud?¿Existen estos espacios entre víctimas y perpetradores? Cuando haya un perdón para Bin Laden, Bush o Hitler, podremos preguntarles qué han hecho mientras o qué están haciendo ahora, para restaurar la humanidad?
África podría decir al primer mundo:
Ustedes se han hecho con la riqueza de África. Han desarrollado sus ciencias y sus matemáticas con la sabiduría anciana de África. Sus más importantes movimientos artísticos fueron inspirados en las artes africanas. Su riqueza se ha construido con los recursos de nuestra tierra y con nuestros trabajadores.
En realidad, ustedes han tomado mucho de nosotros. Y han dejado solamente herencias de saqueos y colonialismo. Ustedes han perdido su humanidad hace mucho tiempo. Y porque ustedes son completamente inhumanos, África lo tiene difícil para ser humano. Ustedes nos necesitan, no para explorarnos sino para volver a ser humanos.
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