En busca de un pasado común (fragm.)
Las polémicas históricas en boga resultarán saludables si se encaminan a construir un pasado común a todos los argentinos que permita comprender el presente y proyectar el futuro. 31/10/2011 00:01, por Redacción LAVOZ
Hace rato que los historiadores renunciaron a considerar al objeto de sus desvelos, el pasado, como algo estático, inerte, que puede ser colocado bajo la lupa para extraerle todos sus secretos de una vez y para siempre.
Tampoco creen ya en caminos inexorables que conduzcan hacia una finalidad que pueda establecerse de antemano, por fuera incluso de la misma historia. Por el contrario, entienden que, en gran medida, la historia es una construcción y que los acontecimientos históricos, cuya selección puede variar, darán respuestas distintas según las preguntas que se les formulen.
Esas preguntas nacen de un sujeto que, de manera inevitable, vive en un mundo de valores, inquietudes e interrogantes, inmerso en un presente cambiante del que sólo tiene una conciencia limitada por sus propias circunstancias.
Eso no quiere decir que no haya verdades y mentiras en la historia, intencionadas o no, ni que no haya valiosas investigaciones de incansables buscadores de fuentes, testimonios y certezas antes de formular sus teorías o sus juicios.
Por eso, resulta saludable que la sociedad argentina se halle inmersa en una discusión sobre su propia historia.
(…) Héroes y villanos suelen mezclarse en el barro de la historia y el paso del tiempo ayuda, aunque no garantiza, una visión menos apasionada.
Lo innegable es el valor positivo de estas polémicas, si se encaminan hacia la búsqueda del esclarecimiento del pasado y de la construcción de una historia común a todos los argentinos.
Porque un pueblo que comparte su historia y comprende de dónde viene estará en mejores condiciones de comprender su presente y proyectar el futuro en un destino común.
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